LA EDAD MEDIA
PROF. ANA BELÉN MANZANO JAVIER.
Los/as alumnos/as de 2º de la ESO del centro se acercaron, junto a su profesora de Ciencias Sociales, a los entresijos de la Europa feudal. Estudiaron el mundo rural y urbano y todas las peculiaridades de un mundo nuevo lleno de nobles, clérigos, campesinos, castillos, monasterios, ciudades y relaciones personales entre hombres libres, así como nuevas concepciones artísticas. La forma de hacerlo ha sido diferente a una clase tradicional, ya que han elaborado unos murales sobre el mundo rural y las relaciones feudo-vasalláticas, que se han expuesto en los tablones de anuncios del vestíbulo del centro, durante el mes de noviembre; así como, el mundo urbano fue estudiado utilizando un sencillo juego de simulación, en el que se metían dentro de la piel de un personaje de la época y, mediante un diario, nos contaban como era su vida. Uno de estos diarios es el que hemos querido compartir con vosotros, para que conozcáis mejor la vida de un alcalde o burgomaestre. Lo ha realizado Rubén Nicolás Pintado de 2º de ESO C.
DIA 1.
Como todos los días, me levanto a la luz del alba. Tomo mi tazón de leche, recién ordeñada, con un buen pedazo de pan. Esta leche me la traen todos los días, a primera hora de la mañana, María, la mujer de Rodrigo. Rodrigo es un campesino que, con ganas de prosperar, abandonó su pueblo, vendió las pocas tierras que tenía y dejó a su señor porque se aprovechaba de todos beneficios que obtenía. Ya hace siete años que llegaron a la ciudad, porque les ofrecía una mayor libertad y más oportunidades para mejoras sus condiciones.
Tras este desayuno, me acerqué al Ayuntamiento. Sigo los consejos de mi padre, que me dice que un buen alcalde debe llegar el primero a su puesto de trabajo. Todos los magistrados y yo debemos velar por las finanzas, el orden y la justicia de nuestra ciudad. Hoy, a primera hora, nos hemos acercado a la construcción del nuevo molino de agua. Se trata de uno de los nuevos instrumentos agrícolas que han llegado a la ciudad. Utiliza la energía del agua para mover una serie de engranajes, que hacen girar las piedras de moler y que garantiza que el oficio de convertir los cereales en harina sea mucho más rápido.
DIA 2.
Hoy, en el Ayuntamiento, Ricardo, mi mano derecha y yo, hemos decidido ir a supervisar cómo van las obras de la ampliación de la muralla. En los últimos años, la ciudad ha sufrido un notable aumento de la población, que nos ha obligado a pensar en ampliar los límites de esta. De camino a las obras, hemos paseado por las calles de nuestra ciudad, estrechas, sucias y sin aceras. Ya cerca de la muralla, me he tropezado y, evitando la caída, he logrado mojarme de rodilla para abajo. Recordé que tenía que terminar de empedrar esta calle, para evitar estos tropezones y los charcos.
Al llegar a la muralla, vi que ya alcanzaba el metro y medio de altura y pensé que el ritmo de la obra era bastante bueno. Para celebrarlo, hemos ido a una taberna cercana a tomarnos un buen vaso de vino. Ahí me he encontrado con mi buen amigo Pelayo, que me contó que iba a ser padre la próxima primavera. Con éste, ya van cinco hijos, y pensé que, a este ritmo, tendría que volver a ampliar la muralla en breve.
DIA 3.
Hoy, de regreso a casa, después del trabajo, he pasado por la calle de los curtidores a recoger unas botas de piel que dejé encargadas hace unos días. La tienda se abre a la calle con un gran portalón. Como muchas personas de la ciudad no saben leer, todos los artesanos han colocado, en la fachada, un símbolo visible y comprensible por todos los ciudadanos, de todos los productos que elaboran y venden. Nada más entrar, me encontré con Nuño, el aprendiz de oficio, un joven de doce años, despierto y con muchas ganas de aprender; que, con el dinero que gana, ayuda a su familia. Le pregunté por Sancho, el maestro artesano, y, nada más hacerlo, salió del taller con mis relucientes botas en la mano. Me las probé y le dí las gracias por su buen trabajo. De camino a casa, pude comprobar como todos los artesanos (tejedores, tintoreros o plateros) recogían las exposiciones de sus trabajos, ya que caía la noche.
Tras cenar unas sopas de ajo, me fui pronto a la cama para estar preparado para el próximo día.
DIA 4.
Hoy, en mi despacho, dando el último vistazo al libro de oficios, estuve esperando a Cristóbal. Es el padre de un futuro tejedor de lana, que venía a informarse sobre la reglamentación gremial. Tocó la puerta y, tras concederle la entrada, comenzó a hacerme múltiples preguntas sobre las normas que rigen el oficio. Yo le expliqué que nadie podía realizar el oficio, en la ciudad, sin el permiso del gremio. Todos los artesanos tienen que trabajar las mismas horas y utilizar el mismo tipo de herramientas. Existe un control en la calidad y cantidad de los artículos que se producen, así como de su precio final. En el caso de los tejedores, podrían tener dos telares y cada maestro un solo aprendiz. También le expliqué que si empezaba a trabajar antes de que saliera el sol, podía ser multado.
Con toda esta información, Cristóbal se fue muy satisfecho a su casa. Tras este día, donde he dado toda serie de explicaciones, he llegado reconfortado a casa, porque me ha encantado ayudar a gente emprendedora en mi ciudad.
DIA 5.
Hoy ha sido un día de feria. Estos días tienen un encanto especial, ya que son días de encuentro entre las gentes de toda la comarca. Se ven tanto productos artesanales, típicos de nuestra región, como productos exóticos traídos de la costa mediterránea. Ciudades como Valencia, Génova, Marsella, Venecia y Barcelona comercian con las puertas de Oriente Próximo y con el Imperio Bizantino. Importan productos de lujo (seda y especias) y exportan tejidos, armas y herramientas. Me encanta pasear por los distintos puestos para observar la riqueza de productos, llegados de tierras tan lejanas, que aquí no existen.
Si no fuera alcalde, me hubiera gustado ser burgués, para comerciar y viajar por los mares, conocer nuevas ciudades y productos. De hecho, muchas noches, como hoy, al conciliar el sueño, imagino surcar el mar Mediterráneo.
Para poder comerciar, se ha tenido que acuñar una nueva moneda de plata y de oro, para comprar e intercambiar productos por su valor justo.
DIA 6
Hoy no ha sido un buen día. Me han llegado noticias de una enfermedad que se extiende rápidamente, llamada Peste negra y que está asolando distintas zonas de Europa, provocando una gran mortalidad. Esto, unido a las malas cosechas, motivadas por un clima desfavorable y el cultivo de tierras de baja calidad ha provocado una disminución de la producción del trigo y la expansión del hambre por el continente. También llegan noticias de frecuentes guerras entre señores y monarcas. Las tierras comienzan a verse saqueadas y en los bosques aumentan los bandoleros que incrementan la seguridad en los caminos. Todos han sido malas noticias hoy. La gente murmura que se trata de un castigo divino, por todos los pecados cometidos.
Esta noche rezaré el doble por todas las almas de la ciudad y mañana me acercaré a la Catedral, para pedirle a Dios que nos libre de tantos males. Allí visitaré las nuevas esculturas y pinturas.
DIA 7.
Hoy me he acercado a la Catedral para rogarle a Dios que aleje de nuestras tierras esa maldita peste. Me he arrodillado en el primer banco de la nave lateral, ante la Virgen de Nuestra Señora de los Milagros. El sol entraba por los ventanales, atravesando la vidriera e iluminando con colores el espacio sagrado. Me dije: ¡Qué edificio tan majestuoso!. La nueva imagen de la Virgen, realizada recientemente, tiene una gran expresividad y muestra el volumen de sus ropajes en piedra. Antes de abandonar la Catedral, me he acercado al retablo de madera policromada, donde se ven las imágenes de la vida de Jesús. Todo era protección divina. Al salir, llovía y una gárgola expulsaba por su boca una gran cantidad de agua.
De camino a casa, vi a la bella Emilia. Ya hacía días que no la veía, y pensé que un futuro quizá pudiéramos casarnos en la Catedral.